HOUSTON -- Matt Ryan es un hombre serio y de voz suave.

Al igual que la ciudad de Atlanta, no necesariamente está en el foco de atención nacional, pero su deseo y determinación de estar en su primer Super Bowl se hicieron evidentes cuando se fundió en un abrazo emotivo con su coordinador ofensivo Kyle Shanahan tras vapulear a los Green Bay Packers en el Campeonato de la NFC.

“Es muy lindo cuando el trabajo termina pagando dividendos”, admitió Ryan. “Kyle ha sido crucial para mi carrera”.

Es que su camino no fue sencillo, y de hecho estaba a una mala temporada de quizás estar en vidriera de cambio.

Tuvo la peor temporada de su carrera en 2015 cuando lanzó 21 touchdowns --la segunda menor marca su carrera-- y 16 intercepciones (la segunda mayor cantidad en su historia), y los Falcons sucumbieron para terminar 8-8 tras haber comenzado 5-0.

Su falta de liderazgo estaba siendo puesta en tela de juicio, y su inconsistencia analizada con un microscopio.

“Aunque suene a cliché, uno tiene que confiar en el proceso y enfocarse en lo que puede controlar”, declaró Ryan.

Desde que fue elegido con la tercera selección general en el draft del 2008, proveniente de la Universidad de Boston College, Ryan ha tenido una montaña alta por escalar en Atlanta.

Después de todo, le tocó seguir a un hombre que había revolucionado la ciudad sólo para después desilusionarla.

Michael Vick era probablemente el hombre más rápido de la liga, y tenía la habilidad de lanzar una bomba de 75 yardas con apenas quebrar su muñeca.

Pero Vick era tanto más que eso en Atlanta, era una leyenda urbana que le había devuelto el protagonismo a la anónima ciudad.

Deportivamente hablando, Vick fue el primero en vencer a los Packers en Lambeau Field y llevó a los Falcons al Campeonato de la NFC en el 2004.

Todo el mundo quería ser como “El Video Juego humano”.

El problema es que en el 2007, Vick se declaró culpable por involucrarse en peleas de perros, y tuvo que servir 19 meses en prisión.

Los Falcons no esperaron y en el draft del año siguiente fueron por Ryan. La ciudad sintió que la franquicia le había dado la espalda a Vick.

El actual mariscal de los Falcons se encontró inmerso en una encrucijada pese a que no era su culpa, y le costó ganarse la popularidad de su afición.

“Siempre sentí el apoyo de la ciudad”, enfatizó Ryan. “Había que alejarse del ruido innecesario nomás”.

Lo cual nos trae a la presente temporada, en la cual Atlanta ha tenido una ofensiva históricamente buena.

Ryan lanzó para 4944 yardas, habiendo completado el 70 por ciento de sus pases con 38 touchdowns y apenas 7 intercepciones.

Seguramente gane el premio al Jugador Más Valioso, y merecido lo tiene, dado que a pesar de que los Falcons sólo fueron televisados dos veces nacionalmente previo a la postemporada, su ofensiva terminó siendo apenas una de las únicas ocho en la historia en anotar 540 puntos en una temporada.

“Hicimos un click”, expresó Ryan. “La línea ofensiva ha sido extraordinaria, y tengo un montón de objetivos a mi disposición”.

Julio Jones es un receptor abierto de elite, Taylor Gabriel encontró su lugar en el mundo, Mohammed Sanu probó ser una gran adquisición de agencia libre, los corredores Devonta Freeman y Tevin Coleman son dobles amenazas y sus alas cerradas te lastiman cuando menos lo esperan.

Todo ese arsenal ofensiva es manejado por Matt Ryan, quien se convirtió en el primer mariscal en la historia en completar touchdowns a 13 receptores diferentes esta temporada.

“Lo más lindo de nuestro plantel, es que todos piensan en el éxito colectivo antes que el individual”, opinó Ryan. “Es gran parte de la razón por la cual estamos aquí”.