MIAMI -- No hay mejor sentimiento que el de realización. Mucho trabajo y sacrificio, que al final es recompensado al lograr la meta. Eso es exactamente lo que lograron el año pasado los Denver Broncos. Se supone que esa “resaca” les sigue durando, y por eso a veces vemos como ciertos campeones defensores no comienzan del todo bien la siguiente temporada.

Siguen dormidos en los laureles o soñando despiertos, para luego volver a enderezar las tuercas y volver a ser protagonistas. Esta versión de los Broncos vive una situación tan inusual que no puede darse el lujo de relajarse. Ni siquiera un poquito. Es que tras el retiro de Peyton Manning y la partida de Brock Osweiler, Denver todavía no tiene a su mariscal definido a dos semanas del comienzo de la temporada regular.

El entrenador Gary Kubiak quería tener todo definido antes de la tercera jornada de pretemporada, pero el bajo nivel de los mariscales hasta el momento ha demorado más la decisión. Los tres candidatos a quedarse con el puesto son Trevor Siemian, Mark Sánchez y el novato Paxton Lynch.

Lo curioso es que Lynch fue el que mejor lució ante los San Francisco 49ers, aunque sin hacer nada espectacular. El problema es que fue el menos malo, y no el mejor. Y la realidad es que el grupo de entrenadores de los Broncos piensa que no está listo y no quiere quemarlo antes de tiempo.

Denver se enfrenta a los Rams este sábado y Siemian, el favorito a quedarse con el puesto, será el titular. Para aquellos que no están familiarizados con Siemian, jugó apenas tres partidos en sus primeros tres años en Northwestern, y luego tuvo una muy buena última campaña cuando le dieron la oportunidad de ser titular antes de romperse los ligamentos cruzados de la rodilla. Acto seguido, los Broncos lo eligieron con su selección de séptima ronda, y ahora aparentemente está a un buen juego de ser nombrado el titular.

Siemian es un manejador de partido, y los mariscales que no toman riesgos no pueden darse el lujo de cometer errores como la intercepción que fue retornada para touchdown la semana pasada.


El otro mariscal en la ecuación es Mark Sánchez, que tuvo dos balones sueltos ante los 49ers, reflejando lo que ha sido su carrera en la NFL. Talento de la mano con inconsistencia. Este equipo de Denver necesita un mariscal que no pierda el partido, no uno que lo gane. Y Sánchez te va a perder más encuentros de los que te va a ganar. Lo cual nos deja con Lynch, el más talentoso de los tres, pero que todavía está verde. Hemos visto en el pasado como algunos chicos pierden la confianza de entrada y nunca la vuelven a recuperar; los Broncos prefieren ser cautelosos.

Para ser claros, Denver ganó el Super Bowl a base de una dominante defensiva, y sin mucho más. De hecho terminaron ranqueados 31 en términos de índice de pasador. Fue la peor temporada de la carrera de Manning, y se notó a leguas que sería la última desde temprano. El físico lo estaba traicionando.

QBs de Denver pre-Peyton (2006-2012): 83 TDs, 59 INTs, 44-52 en la temporada regular, 1 temporada ganadora, 0 Super Bowls.

Peyton Manning en Denver (2012-16): 140 TDs, 53 INTs, 45-12, 4 temporadas ganadoras, 1 SB.

Siemien, Sánchez, Lynch (Pretemporada 2016): 3 TDs, 3 INTs, 65,2% de efectividad.

No obstante, Manning tenía una presencia, un pasado que representaba una amenaza, algo que ninguno de los tres mariscales que pelean por un puesto en la actualidad tienen. Y allí podría radicar el principal problema de los Broncos esta campaña.

Personalmente ya aprendí mi lección al no volver a dudar de la noción de que se puede ganar prácticamente apenas con una defensiva dominante.

No obstante, hasta un fan de Denver admitiría que la situación de mariscal está peor ahora cuando parecía que nunca podría estar peor que el año pasado. Para colmo de males para ellos, los Raiders son un equipo en ascenso, los Chiefs son sólidos y los Chargers no se doblan fácil pese a algunos huecos.

Defender un título en la NFL es algo que sólo han logrado ocho equipos en la historia. Los Broncos, que después del sábado deberían definir a su mariscal titular, tienen una batalla cuesta arriba.