MELBOURNE.- Rafael Nadal y Andy Murray dominaron sin sobresaltos sus partidos de este sábado por la tercera ronda del Abierto de Australia y dieron otro paso a un posible enfrentamiento en las semifinales del primer major del año.

El favorito Nadal no tuvo que esforzarse demasiado para derrotar 6-4, 6-2, 6-2 al alemán Tommy Haas. El español logró 53 winners y sólo cometió ocho errores no forzados, aunque le quebraron el saque por primera vez en el torneo.

“Creo que jugué uno de mis mejores partidos en el Abierto de Australia”, dijo Nadal, quien compite por quinta vez en el Melbourne Park.

Su próximo rival es el chileno Fernando González, quien remontó dos sets y un match point en contra para vencer en un épico partido de más de cuatro horas de duración 3-6, 3-6, 7-6 (10), 6-2, 12-10 al francés Richard Gasquet.

Murray, cuarto preclasificado y en busca de su primer título de Grand Slam, ganó 11 games consecutivos al aplastar 7-5, 6-0, 6-3 a Jurgen Melzer. El británico de 21 años sólo cometió 10 errores no forzados, y su próximo oponente es el español Fernando Verdasco.

“Espero poder seguir así”, dijo Murray. “Voy a tener que hacer lo mejor posible en cada partido para poder ganar”.

Serena avanza
Serena Williams no ofreció su mejor espectáculo, pero de todas formas fue suficiente para superar 6-1, 6-4 a la china Peng Shuai.

Williams se sobrepuso a dos quiebres de servicio en el segundo set para seguir en pelea por su 10mo título de Grand Slam.

Nadal, por su parte, dijo que no existe el partido perfecto, pero le faltó poco para lograrlo.

El español cayó 2-0 en el primer set, con un Haas jugando su mejor tenis, pero después no volvió a enfrentar un punto de quiebre. Apenas perdió 13 puntos en 12 games con su saque, y cometió sólo un error no forzado en el segundo set, y dos en el tercero.

Murray apabulló a su rival con su mezcla de poder, velocidad y efecto. El británico perdió su servicio cuando sacaba por el partido con el marcador 5-1, y Melzer se salvó de un doble punto de partido en el siguiente game.

Sin embargo, Murray cerró la puerta con su octavo ace, para acercarse más a su meta de ser el primer británico que gana un major desde 1936.