David Ortiz sigue "maravillando" con su temporada de despedida histórica
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La figura y leyenda del veterano pelotero dominicano David Ortiz mantiene jornada tras jornada el nivel cada vez más alto de la excelencia profesional, deportiva y de ejemplo de lo que debe ser una temporada de auténtica despedida para resaltar toda una intachable carrera.
Ortiz ya es cosa de leyenda y el toletero dominicano le agregó otro matiz la pasada jornada al generar más emoción por un jonrón que dio durante las prácticas de bateo que por el vuelacercas que empalmó en la victoria de los Medias Rojas de paliza de 13-2 sobre los Mellizos de Minnesota.
El cuadrangular de dos carreras que Ortiz mandó al bullpen de Boston en el octavo episodio durante el partido no se compara con el batazo que abolló la rejilla de metal unida al Pesky Pole, como se le dice al poste sobre la línea de foul del jardín derecho del mítico campo de los Medias Rojas, el Fenway Park.
La pelota se quedó atascada en el poste y tuvo que ser removida por un empleado.
"Fue una línea y se quedó atascada. Quedé impresionado", admitió Ortiz. "Llevo años viendo bolas chocar contra (el poste) y nunca se había quedado una trabada, es algo especial y hermoso que haya sucedido antes de retirarme".
A Ortiz le preguntaron después del juego si le había dado más duro a la bola que se quedó atascada en el poste o a la que sacó en el octavo episodio, la cual tuvo una distancia de 417 pies.
"Diría la que se quedó en el poste de foul. ¿Vieron eso?", comentó Ortiz. "Eso es poder. No lo esperaba, pero son cosas que pasan y me alegro muchísimo por lo fanáticos que lo vieron y los compañeros".
Cuando la bola se desprendió del poste, un aficionado la atrapó y se la llevó.
"Muchos aficionados querían que la bola se quedará ahí", señaló Ortiz. "No sé si al umpire hubiese estado de acuerdo con eso".
Las imágenes de la bola atascada en el Pesky Pole corrió como pólvora por el internet. Pero los jonrones en las prácticas de bateo no cuentan.
Ortiz guardó algo para los Mellizos, el equipo que lo dejó en libertad después de la temporada del 2002, algo que han lamentado.
El veterano pelotero dominicano de 40 años aportó a la paliza que Boston le propinó a Minnesota al irse de 5-3 con un jonrón y cuatro carreras impulsadas.
"Todos los días monta un espectáculo", admitió el piloto de los Medias Rojas, John Farrell, acerca de Ortiz. "Y saben, con respecto a sus prácticas de bateo, todos lo vemos, empieza mandando la bola a todas partes del terreno y termina sacándola del parque".
Farrell destacó que es una manera única de hacer las cosas por un profesional que se entrega por completo a la responsabilidad de cumplir desde que pisa el diamante.
"Es una manera profesional de hacer las cosas y es divertido verlo. Y considero que todas las noches estamos presenciando historia", subrayó Farrell.
En su temporada de despedida, Ortiz batea .330 con 34 dobles, 24 jonrones, 79 remolcadas y un OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de 1.096.
Una marca sorprendente, pero que no tiene contento a Ortiz que reconoce que ante todas las atenciones que recibe y compromisos que debe cumplir por ser su última temporada como profesional no le dejan el tiempo que le gustaría tener para poder practicar mucho más antes del inicio de cada partido.
"Si llego a saber que todo este proceso de despedida iba a ser tan intenso y sin el tiempo suficiente para prepararme de cara a cada partido, no hubiese anunciado públicamente que me retiraba al concluir la presente temporada", comentó Ortiz cuando se le preguntó de como sentía todo el cariño y homenajes que recibe en cada campo de las Grandes Ligas.
A pesar de todo el tiempo que le quitan los actos de despedida y celebraciones con los aficionados, Ortiz mantiene un nivel excepcional de consistencia y aportación al equipo.
"La consistencia de sus turnos al bates y la fuerza con la que le da a la bola es increíble a estas alturas de la campaña", destacó Farrell. "Hablamos del último swing de los entrenamientos y no se ha detenido desde entonces. Extrabases, buenos turnos al bate, da la impresión de embasarse par de veces todas las noches. Nadie quiere que esto termine".
El propio Ortiz disfruta y se deleita ser parte de un equipo que llegó al viernes en el primer lugar en el Este de la Liga Americana.
Los Medias Rojas disfrutan al máximo la última temporada del quisqueyano. Y hasta la pasada noche, sus compañeros quizás pensaban que ya habían visto todo lo que Big Papi es capaz de hacer.
"Meter (una bola) por la rejilla de acero es bastante impresionante", reitero Farrell. "Pero está claro que con Big Papi todo es posible cuando está en el campo y tiene un bate en sus manos".
Ortiz ya es cosa de leyenda y el toletero dominicano le agregó otro matiz la pasada jornada al generar más emoción por un jonrón que dio durante las prácticas de bateo que por el vuelacercas que empalmó en la victoria de los Medias Rojas de paliza de 13-2 sobre los Mellizos de Minnesota.
El cuadrangular de dos carreras que Ortiz mandó al bullpen de Boston en el octavo episodio durante el partido no se compara con el batazo que abolló la rejilla de metal unida al Pesky Pole, como se le dice al poste sobre la línea de foul del jardín derecho del mítico campo de los Medias Rojas, el Fenway Park.
La pelota se quedó atascada en el poste y tuvo que ser removida por un empleado.
"Fue una línea y se quedó atascada. Quedé impresionado", admitió Ortiz. "Llevo años viendo bolas chocar contra (el poste) y nunca se había quedado una trabada, es algo especial y hermoso que haya sucedido antes de retirarme".
A Ortiz le preguntaron después del juego si le había dado más duro a la bola que se quedó atascada en el poste o a la que sacó en el octavo episodio, la cual tuvo una distancia de 417 pies.
"Diría la que se quedó en el poste de foul. ¿Vieron eso?", comentó Ortiz. "Eso es poder. No lo esperaba, pero son cosas que pasan y me alegro muchísimo por lo fanáticos que lo vieron y los compañeros".
Cuando la bola se desprendió del poste, un aficionado la atrapó y se la llevó.
"Muchos aficionados querían que la bola se quedará ahí", señaló Ortiz. "No sé si al umpire hubiese estado de acuerdo con eso".
Las imágenes de la bola atascada en el Pesky Pole corrió como pólvora por el internet. Pero los jonrones en las prácticas de bateo no cuentan.
Ortiz guardó algo para los Mellizos, el equipo que lo dejó en libertad después de la temporada del 2002, algo que han lamentado.
El veterano pelotero dominicano de 40 años aportó a la paliza que Boston le propinó a Minnesota al irse de 5-3 con un jonrón y cuatro carreras impulsadas.
"Todos los días monta un espectáculo", admitió el piloto de los Medias Rojas, John Farrell, acerca de Ortiz. "Y saben, con respecto a sus prácticas de bateo, todos lo vemos, empieza mandando la bola a todas partes del terreno y termina sacándola del parque".
Farrell destacó que es una manera única de hacer las cosas por un profesional que se entrega por completo a la responsabilidad de cumplir desde que pisa el diamante.
"Es una manera profesional de hacer las cosas y es divertido verlo. Y considero que todas las noches estamos presenciando historia", subrayó Farrell.
En su temporada de despedida, Ortiz batea .330 con 34 dobles, 24 jonrones, 79 remolcadas y un OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de 1.096.
Una marca sorprendente, pero que no tiene contento a Ortiz que reconoce que ante todas las atenciones que recibe y compromisos que debe cumplir por ser su última temporada como profesional no le dejan el tiempo que le gustaría tener para poder practicar mucho más antes del inicio de cada partido.
"Si llego a saber que todo este proceso de despedida iba a ser tan intenso y sin el tiempo suficiente para prepararme de cara a cada partido, no hubiese anunciado públicamente que me retiraba al concluir la presente temporada", comentó Ortiz cuando se le preguntó de como sentía todo el cariño y homenajes que recibe en cada campo de las Grandes Ligas.
A pesar de todo el tiempo que le quitan los actos de despedida y celebraciones con los aficionados, Ortiz mantiene un nivel excepcional de consistencia y aportación al equipo.
"La consistencia de sus turnos al bates y la fuerza con la que le da a la bola es increíble a estas alturas de la campaña", destacó Farrell. "Hablamos del último swing de los entrenamientos y no se ha detenido desde entonces. Extrabases, buenos turnos al bate, da la impresión de embasarse par de veces todas las noches. Nadie quiere que esto termine".
El propio Ortiz disfruta y se deleita ser parte de un equipo que llegó al viernes en el primer lugar en el Este de la Liga Americana.
Los Medias Rojas disfrutan al máximo la última temporada del quisqueyano. Y hasta la pasada noche, sus compañeros quizás pensaban que ya habían visto todo lo que Big Papi es capaz de hacer.
"Meter (una bola) por la rejilla de acero es bastante impresionante", reitero Farrell. "Pero está claro que con Big Papi todo es posible cuando está en el campo y tiene un bate en sus manos".
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