Tengo el agrado de dirigirme a Ud. para darle mi opinión con respecto a Ángel Cabrera y su participación en la próxima Presidents Cup.

Como sabrá, Cabrera ha estado sufriendo de algunos dolores en su mano izquierda producto de una tendinitis, dolor que durante el torneo de Boston se agravó y se le extendió a su hombro. No tengo que decirle de la fortaleza física de Cabrera, y mucho menos de su fuerza mental para enfrentar la adversidad, pero sería bueno que tuviera en cuenta estos factores a la hora de decidir si ponerlo o no el día de jornada doble.

Más allá de esta primera consideración, estoy seguro que el mismo Cabrera le hará saber cómo se siente en ese momento, hay algo mucho más importante que esto para que el jugador de Córdoba rinda al máximo. Cabrera tiene que sentirse importante dentro del equipo. Si se fija con detenimiento, Cabrera juega siempre por encima de su nivel normal durante la semana del Masters. Es cierto que es un lugar especial y que lo inspira, pero también es cierto que el club lo ha tratado siempre con gran deferencia, incluso antes de ser ganador. No era raro ver a Cabrera jugar con Tiger durante las primeras dos rondas del Masters, o en alguna otra de las salidas importantes. Luego del triunfo en 2009 todo esto se acentuó, y aún en años en donde Cabrera no rindió, siempre en Augusta su juego se elevó.

Para hacer que esa magia que Cabrera parece encontrar en Augusta aparezca en Muirfield Vilage, se me ocurre que lo mejor es que en los primeros días de juego forme pareja con Ernie Els o Adam Scott. No sé cuál será la estrategia a usar para los dobles, pero dada la relación de años que tiene con Els (ambos tienen casi la misma edad), y el respeto con el que Scott habló de Cabrera durante la conferencia de prensa posterior al Masters, me dan la pauta que cualquiera de los dos podría ser un compañero ideal para Cabrera. La otra posibilidad sería Schwartzel, quien durante la ronda de práctica del PGA Championship comentó que todos estaban contentos de tener al "Pato" en el equipo, y que todos estarían más que felices de jugar con él.

Habiéndole expresado esto, espero no verlo el primer día con Sterne, Grace, Matsuyama, De Jonge o DeLaet, todos excelentes jugadores, pero que están debutando en la Presidents Cup.

Para cerrar esta carta, le ruego que le dé a todos sus jugadores una inyección de adrenalina antes de comenzar los matches. La Presidents Cup jamás va a tener la rivalidad que la Ryder Cup posee, ni va a despertar en el público el mismo fanatismo, pero es un gran evento que se está tornando en una exhibición más que en una competencia.

El equipo americano es superior, de la misma forma que lo es en la Ryder, pero en la Presidents Cup juegan más relajados y eso los hace mucho más peligrosos. Un buen comienzo para los suyos será fundamental y una victoria de los internacionales en América le daría a la copa otra dimensión. La misma que le dio a la Ryder Cup el primer triunfo europeo en Estados Unidos, justamente en el mismo escenario en donde se juega este año la Presidents Cup.