Phil Mickelson conquista “chaqueta contra el cáncer”

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Campeón. Phil Mickelson recibe de manos de Ángel Cabrera, ganador en 2009, la camiseta verde que lo reconoce como nuevo monarca del Masters de Augusta.
Augusta.- El abrazo entre Phil Mickelson, ya como campeón del Masters 2010, y su mujer Amy, que lucha denodadamente contra un cáncer de mama, se recordará en Augusta como uno de los actos de lealtad más sobresalientes y entrañables jamás vistos en los umbrales del mítico hoyo 18.

El zurdo de San Diego, que en su gorra luce el lazo rosa que une a las víctimas de esta terrible enfermedad, le entregó a su mujer su tercera Chaqueta Verde después de un domingo de soberbio golf. Primero en 2004, después en 2006 y ahora en 2010, Mickelson, de 39 años, logró la victoria de un Masters de Augusta marcado desde su inicio por el retorno del infiel y arrepentido Tiger Woods.

Mickelson, que nunca quiso compararse con Tiger, siempre tuvo en este último a su tapón para acceder a la cabeza del escalafón.

El zurdo mágico retorna al segundo puesto de la lista mundial, por detrás, claro, de Woods. Sin embargo, el mejor zurdo del mundo va ganado sus batallas y en Augusta logró una significativa: se convirtió en el monarca sobre la hierba, en la semana en la que Tiger fue más protagonista fuera de ella.

El nuevo tricampeón del Masters sumó su cuarto título de Grand Slam -ganó el US PGA de 2007- y se coloca en la lista de los golfistas que más Chaquetas Verdes guardan en su armario (tres), a una de las que atesora Tiger, superando a mitos como Tom Watson o Seve Ballesteros y equiparándose con Sam Snead, Nick Faldo o Gary Player.

Rezagado
El inglés Lee Westwood acabó a tres golpes y sucumbió al formidable y autoritario juego del nuevo segundo jugador del mundo.

Mickelson firmó 67 golpes, sin fallos y con cinco “birdies”, el último como los grandes, tras un gran “putt” en el hoyo 18. Tercero fue el estadounidense Anthony Kim, a cuatro golpes de Mickelson, mientras que Tiger y el coreano KJ Choi empataron en la cuarta plaza, a cinco. El argentino Ángel Cabrera aguardó hasta el final de la ceremonia de entrega de premios para ayudar a Mickelson a enfundarse la Chaqueta Verde, ayer de color rosa para el campeón, como el lazo de su gorra.

Mickelson le ganó la batalla a un Westwood -un golfista que pronto conquistará un ‘Grande’- por conocer mejor los secretos de Augusta: sus atajos, el tacto de sus ‘greens’, su rápida hierba y el manejo de la presión.

Su victoria ha sido mejor que las conseguidas antes por él mismo. Este año ha ganado con un espectacular tanteo de -16, claramente superior a los -9 de 2004 y los -7 de 2006. Desde que en 2001 el campo fuera alargado y remodelado profundamente, nadie había ganado con un marcador tan abultado.

Tiger, que ayer peleó hasta el final tras casi cinco meses alejado de los greens, ganó con -16 precisamente en 2001.

El tramo final de la jornada resultó espectacular. En el hoyo 13, después de anotarse un “birdie”, Mickelson hizo lo mejor del día: desde la pinacea empaló un golpazo para dejarse casi hecho un “eagle” (aunque no lo embocó), y en el 15 un nuevo “birdie” del zurdo no pudo ser contestado por Westwood.

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