“Armstrong suspende el test de la credibilidad”, escribió el “Chicago Tribune” en una columna de opinión tras conocerse el miércoles la ruptura entre el siete veces campeón del Tour de France y el científico estadounidense.

El ciclista texano anunció hace cinco meses con “gran fanfarria”, según palabras del “The New York Times”, su regreso al ciclismo y su sometimiento a un exhaustivo programa antidoping bajo la dirección de Catlin para demostrar su limpieza.

Sin embargo, el plan, que preveía una recolección media de una muestra cada tres días, ni siquiera llegó a ponerse realmente en marcha.

Según Oliver Catlin, hijo de Don y jefe ejecutivo del organismo encargado del programa, el Instituto de Ciencias Antidoping (ARD), sólo se realizó un control al ciclista.

Los motivos de la ruptura, que según ambas partes se produjo de “mutuo acuerdo”, son la complejidad para implementarlo y el elevado costo que supondría, aseguraron.

Controles
Armstrong no sólo es vigilado por Catlin, sino también por organizaciones como la Agencia Mundial Antidoping, la Unión Ciclista Internacional o los organismos antidoping nacionales.

Según la página web de la fundación contra el cáncer del ciclista, Livestrong, el norteamericano fue sometido ya a 17 tests desde que anunció su retorno en septiembre.

“Durante varios días era como un embotellamiento de controladores”, dijo Oliver Catlin. “No queríamos interferir con el trabajo de todos los demás controladores”.

Como si pretendiera minimizar los daños de la ruptura, el estadounidense se apresuró a publicar en su web sus primeros valores sanguíneos de la temporada, obtenidos en siete controles realizados por la UCI y por Rasmus Damsgaard.