ESCANDOLO POR DOPAJE EN EL CICLISMO CONTINUARON EN EL 2007.
11:45MADRID.- Alberto Contador se convirtió en el nuevo rey del Tour de Francia y en la luz que iluminará el ciclismo español en los próximos años, en un 2007 marcado por la sombra de la Operación Puerto, el divorcio de las tres grandes con el Pro Tour y una crisis generalizada que baja las audiencias y espanta a los patrocinadores, lo que oscurece el futuro del deporte del pedal.
En medio de escándalos, luchas de laboratorio, batallas de despacho y aumento de la cola del paro, emergió con fuerza la figura de Alberto Contador, el sucesor de Indurain en el Tour de Francia, en un año con doble campeón español, ya que Pereiro se enfundó el amarillo de 2006 tras la definitiva descalificación de Landis, por lo que se convirtió en el sexto triunfador nacional en la Grande boucle.
Contador se confirmó en la alta sociedad del ciclismo a sus 24 años, en una carrera en la que demostró su excelencia como escalador, una especie de Perico Delgado en versión mejorada que puso la sonrisa al ciclismo español, en el centro del huracán desde la aparición de la Operación Puerto, cuya sombra sigue planeando al estar el archivo pendiente de reabrirse.
El madrileño ganó un Tour marcado por el escándalo permanente. La carrera nació con polémica por la obligación de firmar el código ético de limpieza. Firmaron todos, pero no todos cumplieron, como se demostró pocos días después.
El danés Michael Rasmussen fue expulsado por su equipo, el Rabobank, con el maillot amarillo en sus espaldas, después de un espectacular registro policial de madrugada en su hotel Pau que recordó las escenas más penosas del caso Festina de 1998. El motivo, que burló dos controles antidopaje antes del Tour sin justificación alguna. Mintió y luego, meses después, lo reconoció. Contador pasó a ser el líder mientras dormía en su cuartel general.
Más madera en el Tour. El “ejemplar y modélico” Alexandre Vinokurov, el mismo que se recuperó de una dura caída y fue capaz de ganar dos etapas con sorprendente coraje, dio positivo por una transfusión sanguínea. El ídolo y favorito kazako se marchó con todo el equipo. Su delfín y compatriota, Andrey Kashechkin, copió al maestro y también fue descubierto, ya en vacaciones, por utilizar el mismo sistema que su jefe de filas.
Posteriormente los escándalos siguieron con el positivo del italiano Moreni y el abandono de las cadenas de televisión alemanas ARD y ZDF, cansadas de los episodios de dopaje.
En medio de todo la organización percibió una considerable merma en los índices de audiencia en televisión. El espectador empezaba a no creerse nada. El ciclismo perdía más credibilidad todavía y los organizadores del Tour se apresuraron a buscar soluciones futuras, como hacer un Tour con selecciones nacionales. De momento, la idea, se quedó en un “calentón”.
Con el Tour cerrado no llegó el descanso. El español Iban Mayo se sumó a la lista de positivos.
Luego el contra análisis dijo lo contrario y la UCI soltó un órdago para hacerle repetir la prueba B. El laboratorio de Chatenay Malabry de París, el implacable, acaba de confirmar el positivo inicial. Otra polémica a la vista.
SANCIONES
El Giro de Italia tampoco se salvó del embrollo del dopaje. El vencedor, Danilo Di Luca, fue perseguido por el Comité Olímpico italiano hasta imponerle una sanción de tres meses por implicación en la trama llamada “Oil for drugs”. La UCI le echó una mano al cuello y le quitó el liderato del Pro Tour.
En la Vuelta a España no hubo registros policiales ni positivos escandalosos, pero el empeño de la UCI de implicar a Alejandro Valverde en la Operación Puerto para privarle de participar en el Mundial marcó la carrera, en la que se impuso por segunda vez el ruso Denis Menchov.
Mientras Bettini se proclamaba por segunda vez campeón del Mundo en Stuttgart, se materializaba el divorcio del Tour, Vuelta y Giro con el Pro Tour, la fracasada “Liga de campeones” del ciclismo que nació en 2005 como el nuevo maná de este deporte.
Las grandes pruebas por etapas acabaron fuera del calendario Pro Tour e invitarán a sus carreras a quienes consideren oportuno. Por contra, el Pro Tour metió en sus planes al Tour Down Under de Australia y la Vuelta a Polonia, por ejemplo, con la idea de buscar nuevos cauces.
En otra vertiente de la crisis, los patrocinadores van dando la espantada para no manchar su imagen con un deporte desunido y en permanente contacto con la sospecha.
0 comentarios