SANTO DOMINGO.- Juan Carlos Gómez anda lleno de gloria, pero sin patria.En el 2005 él logró uno de los sueños más ansiados de su vida: regresar a la tierra amada. Era el campeón de boxeo invicto del peso crucero, volvió a ver a sus hijos y demás familiares luego de más de una década de ausencia. Disfrutó como un niño con sus amigos, parecía que volvía a nacer.
Al llegar la hora de partir nuevamente a Alemania, organizó una fiesta que jamás imaginó le costaría el destierro absoluto.
“He venido varias veces a la República Dominicana, es lo que más se parece a Cuba en cuanto al calor de la gente, el paisaje, el trato, en finÖ aquí se respira tranquilidad, libertad. Yo me sentiría orgulloso de ser dominicano”, revela Gómez, quien reside en los Estados Unidos y tiene como sede boxística a Alemania.
Campeón crucero de la Asociación Mundial de Boxeo desde 1999-2003, con un saldo positivo de 10 defensas consecutivas abandonó el cetro para tratar de convertirse en el primer campeón pesado de origen latino, meta que persigue con insistencia.
“Voy a ser campeón del mundo del peso completo”, asegura. “y quiero que cuando ocurra, si ustedes, el pueblo dominicano, y sus autoridades me lo permiten, ser dominicano. Darle esa corona a este país compartida con mi Cuba del alma”.
Gómez ha iniciado el proceso legal que le permitiría conseguir la nacionalidad dominicana en lo adelante.
Expulsado de Cuba
El cotizado boxeador, quien desertó de la selección cubana en Europa, buscando un mejor bienestar para su familia, obtuvo un permiso especial más tarde para entrar a Cuba, pero “unos amigos policías cerraron un pedazo de calle para celebrar la fiesta de despedida y allí se dieron cita cerca de 200 personas a comer y beber, cuando llegó la guardia estábamos todos presos y al día siguiente me obligaron a abandonar la isla”.
Gómez revela que en dos ocasiones ha intentado entrar a su país natal, pero ha sido devuelto desde el aeropuerto internacional José Martí.
“Me duele mucho que en una ocasión me devolvieron y estaba mi madre y mis hijos esperándome, no me dejaron saludarlos, solo los vi por el vidrio, intenté lanzarle una manilla de dinero, unos dolaritos que les llevaba, y otro negro igual que yo (menciono esto porque el negro en Cuba es muy discriminado y nunca hemos tenido nada, hay racismo como en muchos lados, nos menosprecian los blancos) me agarró la mano y me dijo “no queremos tu dinero aquí, ese dinero sucio la patria no lo necesita”.
A Juan Carlos se lo traga el silencio y se traslada a otro mundo mirando hacia arriba y acelerando su respiración como en un “shock” que lo hace padecer... “Otro negro igual que yo decirme eso ñse recupera y habla-, sabiendo como nos tratan, eso duele; también lo de dinero sucio, sabiendo que tengo que cerrarme a golpe con otro igual que yo para ponerme una camisa ¿de dónde sacan eso? Yo di muchos golpes en nombre de Cuba y sigo con el corazón cubano, ahora doy los mismos golpes para ganarme la vida”.